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domingo, 28 de agosto de 2016

Gary Johnson, el candidato "sorpresa" que surge entre Trump y Clinton


El candidato independiente cosecha apoyos del 10% en varias encuestas nacionales; si consigue llegar al 15% entrará en el debate presidencial.

Por Pedro M. Puerta / noticias.lainformacion.com

Johnson fue gobernador de Nuevo México. Consiguió el superávit público y fue el primer alto cargo que defendió la total legalización de la marihuana.

Las elecciones norteamericanas, salvo sorpresa histórica, se disputarán entre el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton. La política estadounidense es fundamentalmente bipartidista y no ofrece grandes expectativas para terceras opciones, aunque existe un político que puede alterar este equilibrio. Se llama Gary Johnson, tiene 63 años, apoya la legalización de la marihuana y es el candidato del Partido Libertario.

La pequeña formación, fuerte defensora de la absoluta libertad individual, obtuvo el 1% de los votos totales en las últimas elecciones presidenciales, marcando un récord propio de 1.139.562 votos. ¿Puede suponer esta pequeña fuerza algo significativo en el tablero político norteamericano? Según las últimas encuestas, sí.

Si llega al 15%, entra en los debates

Johnson consiguió grandes resultados en dos encuestas publicadas la semana pasada sobre preferencia para presidente. En la de Morning Consult, consiguió un 10% de los apoyos, frente a un 38% para Clinton y un 35% para Trump. Otro sondeo de la cadena Fox le daba idéntica cifra de apoyo. Este sorpresivo apoyo no es nada nuevo: en una encuesta de marzo de la Universidad de Monmouth (Nuea Jersey), cuando el mundo político estaba pendiente de las primarias republicanas, Johnson obtuvo el 11% de las preferencias.

Si el candidato libertarista es capaz de obtener un 15% en las encuestas al menos en cinco encuestas nacionales, automáticamente tendría derecho a participar en los debates presidenciales, lo que impulsaría notablemente sus opciones dada la gran división, entre moderantismo y populismo, que existe en los dos partidos hegemónicos. Quizá no tenga fuerza suficiente para ganar un estado, pero sí para ejercer cierta influencia en la política de su país.

Solo ha habido un tercer candidato que consiguiera el apoyo suficiente como para entrar en estos debates. Ross Perot, multimillonario que defendía un programa populista muy conservador, consiguió en las de 1992 (ganadas por Clinton a Bush padre) el 18,9% de los votos (casi 20 millones de papeletas), que no se tradujo en representación parlamentaria. Después lo intentaría en las siguientes elecciones, cosechando menos de la mitad de los votos. En varias encuestas previas a las elecciones de 1992 consiguió cifras superiores al 30%, por lo que pudo participar en el debate presidencial.

Superávit, uso del veto y defensa de la libertad individual, su legado en Nuevo México

Johnson era un empresario de éxito que lideraba una compañía de construcción con más de 1.000 empleados, con lo que era uno de los líderes del sector en el estado de Nuevo México. Desde 1995 y hasta 2003, fue el gobernador republicano de este estado. Durante su mandato, redujo el papel del gobierno central bajando los impuestos, recortando 1.200 funcionarios y llevó a cabo un pionero sistema de cheques escolares y un gran programa de construcción de carreteras. Dejó las cuentas públicas con un gran superávit.

Pero, sobre todo, Johnson destacó por dos aspectos: fue el político estadounidenses de más alto rango que defendía la legalización de la marihuana -compara prohibirla con el fracaso de la Ley Seca y sostiene que debe tratarse como un problema de salud, no como un tema criminal- e hizo un uso desmesurado de su poder de veto. Durante sus dos legislaturas, vetó un total de 750 leyes -un tercio pertenecían a su propio partido-, más que el total de los otros 49 gobernadores estatales del país en el mismo período.

El último intento reseñable de un tercer candidato que pudiera influir en el bipartidismo de los EE.UU. fue el de Ross Perot. Antes, en la década de los sesenta, las candidaturas políticas racistas pro-segregación habían obtenido buenos resultados, destacando George Wallace en 1968 con el 13,5% de los votos y habiendo vencido en 5 estados sureños.


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